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Actualidad (20 Julio 2020)

Blockchain, de criptogatos a licitaciones públicas más transparentes y eficientes

Hablar de blockchain es hablar de una tecnología que, desde que se ideó en 2008, coincidiendo con la publicación de un curioso artículo en una lista de distribución de temas relacionados con la criptografía, ha dado mucho de sí. Desde entonces se han creado criptomonedas que han dado alegrías y disgustos a más de uno, se ha traficado con “criptogatos” (felinos digitales basados en Ethereum) por valor de más de $100 000, se ha aplicado a cadenas de suministro permitiendo saber de dónde ha venido el artículo que estás comprando, y hasta se ha dicho que será el motor de la cuarta revolución industrial de la humanidad.

Pero más allá de usos y predicciones solamente explicables por su hype cycle (ciclo de sobreexpectación de la madurez, adopción y aplicación comercial de una tecnología), blockchain aporta ciertas características muy interesantes a las organizaciones tanto públicas como privadas, creando nuevos modelos de negocio o incluso reinventando modelos que se consideraban intocables. En este sentido, sus capacidades para crear sistemas transparentes y perfectamente trazables son los pilares esenciales para rediseñar los sistemas de contratación pública de las administraciones, haciéndolos más eficientes y confiables.

Muchos de estos sistemas de contratación, aunque digitalizados, siguen presentando varios esqueumorfismos, vestigios digitales heredados de su versión analógica, que más que aportar valor aportan complejidad al sistema y por ende a los usuarios de éste. Pero gracias a la irrupción de blockchain en este contexto, algunas administraciones públicas y organizaciones están empezando a replantearlos, situándose a la vanguardia en la digitalización de procesos clave.

Uso pionero en la licitación pública

Un caso de éxito en España es el del Gobierno de Aragón, galardonado en el X Congreso Nacional de Innovación y Servicios Públicos (CNIS), celebrado este año en Madrid, por el uso de la tecnología blockchain en las licitaciones públicas. El premio pone en valor el hecho de que la Comunidad Autónoma haya sido pionera en España y en Europa en el uso de esta práctica y recalca su contribución a la seguridad y a la transparencia en la gestión pública.

La herramienta, desarrollada por el Grupo Oesía y Open Canarias, incorpora la tecnología blockchain y los smarts contracts en la licitación electrónica, lo que permite tanto el registro de la huella electrónica de las ofertas de los contratos públicos, como la evaluación automática de las mismas. Hasta el momento se ha aplicado en 25 concursos.

De este modo, dejamos atrás complejos sistemas que replican en digital la custodia física de los sobres cerrados y lacrados hasta su fecha de apertura, implantando procesos en los que se busca garantizar la integridad de las ofertas y recibir únicamente la huella de las mismas en un primer momento, y solo recibir la oferta completa cuando es estrictamente necesario tenerla (cuando se quiere valorar) y validando esa relación huella-oferta mediante un smart-contract que actúa de notario para asegurar que no se ha cambiado ni un solo bit de la oferta de la que se presentó su huella.

También creamos procesos más eficientes, donde los gestores no tienen que revisar los cálculos de las puntuaciones de los criterios sujetos a valoración mediante fórmulas, ya que pueden confiar en un sistema donde esa valoración esta implementada en un smart-contract, que dejará una trazabilidad distribuida e inmutable de cómo ha asignado las puntuaciones y que cualquier persona puede auditar.

En definitiva, generamos unas nuevas reglas de juego, donde la trazabilidad pública de todo lo que ocurre en el proceso de licitación está al alcance de cualquier persona en tiempo real.

Y de forma indirecta, creamos un repositorio distribuido de información relacionada con las compras del sector público, sobre el que otras tecnologías complementarias como Big Data o Inteligencia Artificial pueden ayudar a las organizaciones a explotarla y avanzar hacia una automatización de la toma de decisiones.

Está claro que a blockchain aún le queda camino por recorrer y limar ciertas asperezas con compañeros de viaje como el Reglamento General de Protección de Datos o el eIDAS (sistema europeo de reconocimiento de identidades electrónicas) hasta conseguir una aceptación plena y hacer olvidar los clichés que hoy le acompañan. Pero que ya en su adolescencia tecnológica este permitiendo repensar un modelo tan complicado como el de la contratación pública, es una clara señal de que a medio plazo será una tecnología que a nadie le resulte extraño encontrar en los procesos de transformación digital de las organizaciones tanto públicas como privadas.

Sergio Loras

Jefe de proyecto de servicios software  - Grupo Oesía